martes, 18 de febrero de 2025

Se cumplen 206 años de la Batalla de La Herradura.

 



Ante el fracaso de la expedición de 1818, llevada a cabo por el Juan Ramón Balcarce contra el caudillo santafecino Estanislao López (foto), el gobierno de Buenos Aires dispuso que Balcarce fuese relavado por el general Belgrano, al que ordenó bajar con el Ejército Auxiliar del Perú, para hacerse cargo de las operaciones en el litoral.  Pero, hasta tanto llegase dicho jefe, el Ejército de Observación fue puesto a órdenes del general Juan José Viamonte y reforzado en hombres y material de guerra.  Igualmente, se reforzó el contingente de Córdoba con dos escuadrones de caballería al mando de los coroneles Paz y Lamadrid.


 


De modo que, al asumir el mando de las fuerzas, en febrero de 1819, el general Viamonte disponía de 2.500 hombres concentrados en San Nicolás y de 800 hombres al mando de Bustos en Córdoba.


 


Ese mismo mes Viamonte abrió la campaña y avanzó hacia Rosario con la intención de combinar sus movimientos con un avance que, desde Córdoba, debía realizar simultáneamente el coronel Bustos.


 


Al mismo tiempo, el Ejército del Alto Perú se ponía en marcha desde Tucumán hacia Córdoba para concurrir a la guerra del litoral.  En esta forma iban a converger sobre Santa Fe alrededor de 7.000 hombres.


 


En esos días López había recibido un refuerzo de 800 hombres, procedentes de Entre Ríos, los que sumados a los anteriores y a sus fuerzas propias le permitieron disponer de un ejército de poco más de 2.000 hombres.


 


El problema estratégico que esta nueva campaña planteaba al gobernador de Santa Fe era muy semejante al del año anterior, con la diferencia que, inicialmente sus enemigos estaban divididos en tres núcleos separados por grandes distancias.


 


Tan pronto como Viamonte abrió la campaña, López pudo advertir el error cometido por éste.  En efecto: el jefe enemigo, en lugar de esperar la llegada de las fuerzas de Belgrano para combinar recién los movimientos del Sur y del Oeste contra Santa Fe, se aventura imprudentemente, no obstante la seria advertencia que significaba el fracaso de la expedición de 1818.  Por su parte, Bustos, que después de la acción de Fraile Muerto se había replegado sobre la Villa de los Ranchos, al ser reforzado por Paz y Lamadrid, que sólo le aportaron 300 hombres, avanzó hasta La Herradura, aumentando así la distancia que le separaba del ejército de Belgrano.


 


López comprendió que le era preciso resolver la situación con las fuerzas que amenazaban cercarlo en ese momento y antes de que se operase la reunión de Belgrano y Bustos, pues de lo contrario la superioridad enemiga sería aplastante.


 


Sin pérdida de tiempo, dejó frente a Viamonte una fuerte partida para que lo retardase en su avance y, a la cabeza de 1.500 hombres, se desplazó rápidamente por el norte del Carcarañá hacia Córdoba, repitiendo la maniobra del año anterior.


 


Bustos, que había instalado su campamento en la margen sur del Río Tercero, en un lugar en que, por describir este una curva pronunciada ha recibido la denominación de La Herradura, había situado sus tropas en forma de que no podían ser atacadas por los flancos ni por retaguardia, pues el río, a nado, constituía en ese sentido una excelente protección.  Además, a ambos lados del emplazamiento elegido se extendían montes espesos.  El frente fue cubierto por una empalizada, en la que se abrieron tres portones para permitir la oportuna salida de la caballería en caso necesario.


 


El 18 de febrero López apareció inesperadamente frente a La Herradura sorprendiendo a Bustos, quien apenas tuvo tiempo de formar su infantería parapetándola en la empalizada y abriendo el fuego.


 


El combate se inició con la aproximación de fuertes y numerosas guerrillas santafecinas, que avanzaron en todo el frente de la posición de Bustos, que era la única parte accesible a un ataque.


 


Después de un nutrido tiroteo, los atacantes se lanzaron a la carga; pero fueron rechazados por el vivísimo fuego de la infantería enemiga, siempre protegida por la empalizada.


 


Al replegarse los montoneros, Paz y Lamadrid salieron en su persecución, al frente de sus escuadrones (300 hombres); pero, una vez fuera del alcance de los fuegos de la infantería, las guerrillas santafesinas fueron reforzadas y volvieron rápidamente a la carga, obligando a la caballería de Bustos a ganar nuevamente el campamento.


 


Al no poder conseguir atraer a Bustos a campo abierto, volvía a presentarse a López una situación análoga a la del año anterior. Carecía de elementos apropiados para atacar a un enemigo atrincherado, y ahora las circunstancias eran más apremiantes, pues, a medida que transcurría el tiempo, se aproximaban las fuerzas de Belgrano.


 


Obligado a decidir las operaciones en Córdoba lo más rápidamente posible, López intentó varias veces provocar una salida de Bustos simulando retirarse, sin poder lograrlo.


 


Finalmente y esperando, tal vez, que Bustos se decidiese a abandonar de cualquier manera su posición, López abandonó La Herradura y se dirigió hacia el noroeste, amenazando incursionar sobre Córdoba.


 


Al alcanzar la Villa de los Ranchos, llegaron al campamento santafecino noticias muy alarmantes sobre el avance del ejército de Viamonte, lo que decidió a López a abandonar las operaciones contra Bustos y dirigirse inmediatamente a Santa Fe.


 


Durante ese tiempo, Viamonte, que se había apercibido de la poca fuerza que tenía a su frente, dispuso que el coronel Hortiguera, con 400 hombres, efectuase un reconocimiento ofensivo hacia el norte.


 


Combate de Las Barrancas


 


A principios de marzo, Hortiguera cruzó el Carcarañá y se adelantó hasta Coronda, avanzando paralelamente a la costa del Paraná.  Al llegar a dicha población se apoderó de numeroso ganado y rechazó a varias partidas de montoneros que intentaron atacarlo.  A continuación, Hortiguera  retrocedió al encuentro de Viamonte, llevándose el botín recogido.  El 10 de marzo Hortiguera alcanzó el lugar denominado Las Barrancas.  En ese punto, apareció de improviso una fuerza superior que, sin darle tiempo a reaccionar, lo cargó destrozándolo completamente.  Era López, que de regreso a Córdoba, reaparecía inesperadamente en la escena, asestando al ejército de Buenos Aires este primer golpe abrumador.


 


Viamonte quedó anonadado al conocer lo ocurrido.  Con sus efectivos disminuidos y desgastados por los combates afrontados contra las guerrillas enemigas, con el ganado casi agotado no se sintió en condiciones de proseguir la ofensiva emprendida y retrocedió a Rosario, donde las fuerzas de López lo sitiaron, exactamente igual que lo habían hecho con Balcarce el año anterior.


 


Mientras tanto, Belgrano, había llegado el 28 de febrero a Córdoba, con más de 3.000 hombres y avanzaba ahora sobre Santa Fe.  Su caballería, muy superior a las montoneras santafecinas, sableaba a éstas arrollándolas a su paso.


 


Además, una división del Ejército de los Andes, de más de 1.000 hombres había repasado los Andes y se aprestaba en Mendoza a marchar al litoral, de acuerdo con las órdenes impartidas por el gobierno de Buenos Aires.


 


El futuro no dejaba de ser angustioso para López; pero impuesto de las dificultades con que tropezaba el general San Martín para proseguir su campaña continental y de la resistencia de éste a enviar tropas al litoral, restándolas de los efectivos con que expedicionaría sobre Perú, allanó las dificultades y llegó a un entendimiento con Viamonte, para negociar la paz.  El 5 de abril se firmó un armisticio, que fue ratificado por Belgrano, a su llegada a Rosario.


 


De acuerdo con lo pactado, el ejército de Buenos Aires retrocedió a San Nicolás y el del Alto Perú a Cruz Alta.  Por su parte, López se replegó hacia el Salado y despidió a sus aliados de Corrientes y Entre Ríos.


 


La campaña de 1819 terminaba, prácticamente, con un nuevo fracaso para el gobierno de Buenos Aires y la situación militar volvía a su punto de partida.


 


Frente al mismo problema estratégico del año anterior, López adopta la misma resolución y repite su maniobra estratégica de 1818, anulando nuevamente a Bustos, a pesar de que no logró batir a éste en un combate decisivo.


 


Al regresar a Santa Fe, no elude el encuentro con el ejército de Buenos Aires, dado que ahora dispone de mayores fuerzas que en la campaña anterior.  Y al hallar a su adversario dividido, aprovecha el error de éste para batir a Hortiguera separadamente, con lo que queda en superioridad de condiciones sobre Viamonte.  Tan es así, que éste no puede proseguir la ofensiva ni mucho menos aceptar una batalla y decide retirarse.


 


En dos campañas sucesivas López alcanza el éxito, con sólo sus maniobras y su guerra de recursos.

viernes, 21 de abril de 2023

Hace 66 años Perón le escribía a Cooke: "Nosotros no representamos ya sólo un Movimiento Argentino sino que estamos entrando poco a poco en el terreno internacional: hay justicialistas en todo el mundo."

 



Carta a John W. Cooke 21 de abril de 1957

Caracas, 21 de abril de 1957.

Señor Doctor Don John W. Cooke Santiago

Mi querido amigo:

Contesto su carta del 11 de abril pasado y le agradezco sus amables recuerdos y su saludo que retribuyo con mi mayor afecto. En ella usted ha tenido la amabilidad de hacerme un examen de la situación argentina que me comprueba su conocimiento y me confirma mis impresiones sobre la misma. Espero que ya estén en su conocimiento las instrucciones que he enviado al Comando de Chile (para mi el Grupo G. 1 y el de A. 2) entre los cuales están los artículos que veo que le han agradado, pero le ruego que le diga al amigo Ghizzardi que le provea del "Mensaje para los Compañeros Peronistas" y "Declaración del Movimiento Peronista" donde trato de poner algunas cosas más en claro, el primero del Comando Superior Peronista y el segundo firmado por mi. Creo que es lo que más interesa en estos momentos. En ellos coincido en absoluto con las ideas por usted expresadas en su carta, que contesto.

Hoy sale un amigo para allá y lleva también (vía Ghizzardi) algunos elementos que deseo que le hagan llegar a usted. Este amigo conversará con ustedes y lleva instrucciones precisas al respecto. Por él podrán conocer todo lo de aquí, como asimismo enterarse de la vida que hacemos y los trabajos que estamos realizando. Todo el material que conocerá allí, ha salido también para todos los comandos d« exilados de los diferentes países, de manera que la difusión sea completa y lo más profusa posible. Como verá estamos en tren de aclaraciones para los compañeros y poniendo a la canalla dictatorial en su lugar. No vaya a creer que doy a este hecho mayor importancia que la que tiene, sino que es un modo más de hacer la resistencia en que estamos empeñados.

Me imagino que usted estará apurado por salir de allí y me explico cuanto me dice en su carta pero, nada de eso difiere de mis deseos de tenerlo pronto por acá. Usted imaginará lo que me ha costado organizar en casi todo el mundo los Comandos de Exilados, si tiene en cuenta el panorama que ha encontrado en Chile. No creo que mucho se pueda hacer por evitar las rencillas, si uno no tiene la ocasión de llegar personalmente hasta los propios lugares y allí, sobre el terreno, accionar personalmente en la solución. Por eso y porque la tarea ya es demasiado pesada para mi solo es que he pensado de organizar ya un modo más tranquilo y llevadero de trabajar. Contando con usted aquí todo se me facilitaría porque le entregaría toda la conducción política del Movimiento en tanto yo podría permanecer con la coordinación general de todo. Pudiendo usted moverse, con más facilidad y menos estruendo que yo, estoy seguro que las cosas podrían hacerse en forma más efectiva y provechosa, contando también con la posibilidad actual que nos permite disponer de lo indispensable para mover emisarios hacia los distintos países, porque las comunicaciones postales no sólo son lerdas, sino que también cuentan con la inseguridad propia y la que le han agregado los gorilas que accionan en todas partes con mucha plata. En resumen que anhelo que su estadía en Chile sea lo más breve posible y que cuanto antes pueda venir para ésta.

Sobre mi posible viaje a Chile, ya he consultado y los informes que tengo son afirmativos que no tendría ninguna dificultad y contaría con buena voluntad de parte de nuestros amigos pero, usted comprende que la canalla dictatorial, empeñada de hacerme salir del Continente, para lo cual acciona sin éxito en casi todos los países, pondría el grito en el cielo si yo "soggiornara" en Santiago por el tiempo que fuera. Como usted aprecia muy bien yo sería allí un huésped "soportado" quizá pero muy molesto y quien sabe si, debiendo estar un largo tiempo, pudieran aguantar 1e ofensiva por todos los medios que la dictadura argentina realizaría. Además, estando en Chile, pese a la Convención de Caracas, no podría hacer nada personal y efectivo. Por otra parte, yo creo que no debo acercarme hasta el momento oportuno, porque sería de efectos desastrosos tener que retroceder luego de haber avanzado, lo que anularía, por completo los efectos que tratan de buscar algunos con mi proximidad a la frontera. Por eso creo que yo debo permanecer aquí hasta el momento que sea necesaria mi presencia fronteriza pero, indudablemente, necesito un hombre que me pueda reemplazar hasta entonces en el trabajo de desplazamiento personal y ése sólo puede ser usted.

El Justicialismo, después de nuestra caída, ha aumentado de intensidad y se ha extendido en todo el Continente hasta el punto de que el pleito argentino se interpreta ya como una cosa continental y no local. Ayer, el diario "O Globo" de Río dice que, mi retorno a la Argentina como triunfador, representaría no ya un problema argentino, sino que podría representar un movimiento convulsional en todo el Continente que arrastraría a la guerra (ya esto es demasiado brasileño) por efectos del Justicialismo que se ha extendido. Lo que me confiesa, sino entre líneas, es que los pueblos están hambrientos de justicia y de razón que ellos no pueden brindarle y temen que nosotros seamos el germen de la liberación de los demás. Pero, para los explotadores y colonialistas que sirven desde distintos países a las metrópolis, nosotros representamos un peligro en potencia y es lógico que ello se traduce en restricciones de todo orden para nosotros. Cuando se ha viajado lo que he viajado yo, se tiene, conversando con la gente, un cuadro exacto de lo que está ocurriendo en estos momentos en todas partes.

Todo lo anterior aconseja una enorme prudencia para mis desplazamientos porque aunque yo no represente más que otro, soy el creador del Justicialismo y, ello representa siempre un peligro para los que luchan por mantener el actual estado de cosas. Mi presencia en cualquier parte —y esto lo he notado personalmente— entraña siempre una prudente observación de mi proceder por parte de las autoridades. Una excepción de esto ha sido Venezuela que, no sólo me han acogido bien, sino que el Gobierno y el Pueblo me han dado toda clase de satisfacciones y demostraciones de comprensión y aprecio que no olvidaré mientras viva. Este Gobierno es serio y demuestra en todas sus cosas que no tiene perjuicios ni sirve a otros intereses que a los de Venezuela.

Usted ve, mi querido amigo, que todo se ha ido agrandando insospechadamente para nosotros, con la cooperación valiosa de la canalla dictatorial. Ella paga a sus mercenarios para que escriban contra nosotros, sin darse cuenta que esa prensa mercenaria no sólo es enemiga nuestra sino también de los demás pueblos y, en consecuencia, salvo la aprobación de algunos papanatas, no recibe sino el repudio en todas partes. Por otra parte es vano su empeño de construir una realidad con falsedades, porque la verdad es sólo la que hace la realidad. Se puede decir una mentira pero no se puede hacer una mentira. Yo be podido comprobar en todos estos países que los pueblos saben la verdad. No sé cómo la saben, pero la conocen tan bien como nosotros, a pesar de la prensa en cadena y las agencias noticiosas que tratan de engañarlos todos los días.


Es que el Pueblo tiene una nariz extraordinaria que todo lo huele.

La canalla dictatorial podrá destruir todo en la Argentina, menos los "huevitos" que le hemos dejado con el Justicialismo. Incapaces de construir nada, no podrán armar por sí una nueva doctrina sin nuestras banderas y, sin una nueva doctrina para combatir a la nuestra, pelearán con los molinos de viento. Entre tanto nosotros progresamos no sólo en la Argentina sino en todas partes. Dios ahora ha sido criollo, como antes, y nos ha mandado esta manga de brutos de la dictadura que, en un día de macanas, hace más por nuestro triunfo que lo que nosotros podríamos hacer en un año de trabajos y fatigas.

Lo importante de esto, como conclusión, es que para las apreciaciones futuras no debemos olvidar estas circunstancias de conjunto. Nosotros no representamos ya sólo un Movimiento Argentino sino que estamos entrando poco a poco en el terreno internacional: hay justicialistas en todo el mundo. Y, aunque ello no debe sacarnos de lo propio, tampoco debemos obrar unilateralmente, porque se nos combate y se nos apoya desde todos los ángulos en lo internacional. Creo que, precisamente, este combate y este apoyo, es lo que más nos conviene porque serán los agentes de nuestra universalización, siempre conveniente. Lo que yo deseo que muchos "O Globo'' salgan a la palestra y que la discusión se extienda. Las únicas doctrinas que han triunfado en la historia y evolución de la humanidad son aquellas que han sido intensamente combatidas y nosotros comenzamos a entrar en ese terreno.

Es claro que debemos triunfar antes en la Argentina pero, no es tiempo perdido ir pensando más lejos, cuando las circunstancias nos muestran que hay campo fértil para seguir sembrando. El estado actual del mundo nos está demostrando que "algo" se aproxima en la dilucidación del signo que ha de presidir al Siglo XXI, lo que indudablemente, desde que la historia marcha hacia adelante y no hacia atrás, no ha de ser el triunfo de la "Democracia Imperial" del Siglo XIX. Quizá, en esa dilucidación nosotros debamos estar presentes, con nuestro "gallito bajo el brazo". Todo puede ser... Desde que no vivimos en la "estratosfera", yo siempre trato, antes de encarar nuestro problema, de colocarme en situación de lugar y de tiempo, dando a las consecuencias relativas el valor que indudablemente tienen en un mundo, como el actual, de intensa influencia interdependiente. Tampoco son ajenos al problema argentino los hombres del Pueblo en ninguna latitud, por lo menos, de nuestro Continente.

Yendo al problema de nuestra situación, comparto en absoluto cuanto me dice en su carta. Nuestra completa unidad de doctrina nos levado insensiblemente a una misma manera de ver y, en consecuencia, a un mismo modo da apreciar y a un idéntico estilo de resolver.

Con la autorización que usted tiene, no tendrá allí dificultades para ordenar lo que sea necesario para organizar y arreglar las cosas de la mejor manera, tal cual como me insinúa en su carta. Yo creo que prestará un gran servicio a los mismos muchachos que actúan allí que no tienen otro defecto que los comunes en los que actúan en el exilio. Cada uno se cree una potencia cuando en realidad es una pequeña ruedita de ese inmenso mecanismo que formamos todos, que juntos somos mucho y aislados no somos nada.

Lo que se impone es hacer lo que vengo diciendo hace un año y siete meses: resistir intransigentemente y organizarse. El aniquilamiento de la dictadura lo realiza la dictadura misma, mejor de cuanto pudiéramos hacer nosotros, porque ella comienza por aniquilarse moralmente que es el peor aniquilamiento. Todo el empeño organizativo debe ponerse en marcha para, primero, formarse y luego, con suma prudencia, unificarse uniendo las partes en las cabezas. Tanto lo uno, como lo otro, ha de hacerse teniendo en cuenta que al frente está un enemigo enconado e insidioso que hay que neutralizar.

En lo referente a los que actúan en el interior del país, hace ya mucho tiempo que no envío cartas a nadie, para no servir muchas veces intereses pequeños que se mueven a la sombra. Sé que la insurrección existe pero hay mucho aún que hacer para poner a punto la organización insurreccional. Esa precisamente debe ser la tarea actual de todos nosotros.

Con referencia al nombramiento suyo de que me habla, han llegado hasta mí consultas de todas partes, incluso del Dr. Leloir que, sin decirlo, me escribió una carta hace tres meses (la primera y única) en la que pretendía sin duda tomar, en cierta medida, la manija. Yo le confirmé que usted había recibido mi palabra designándolo, no sólo para dirigir en mi nombre, sino también para reemplazarme en caso que fuera "puesto fuera de combate". Esa carta se la remití por el mismo conducto que me llegó la de él y hasta ahora no he recibido contestación pero veo que el Consejo Superior del Partido Peronista ha dejado de existir. Yo sentí mucho miedo cuando usted hizo circular la autorización por lo que podrían hacer con usted los de la canalla dictatorial, aunque me explicaba muy bien las causas que lo impulsaron a hacerlo. De cualquier manera no era una cosa secreta para los peronistas sino para los enemigos de modo que, ahora libre usted, ha llegado el momento de hacer público, en la mayor medida, la designación suya para la dirección política integral del Movimiento. Si a usted le parece necesario y conveniente, daremos un comunicado por medio de todos los Comandos de Exilados en forma que se difunda inmediatamente. De la misma manera podemos hacer que en la Argentina se publique o que yo en alguna oportunidad propicia lo diga públicamente.

Las declaraciones de "O Globo" fueron de una eficacia muy grande. Yo las aprecié por las consecuencias que en forma de carta comenzaron a llegar todos los días. Contesté a todos que era cierto que usted tenía el mandato mío para reemplazarme en todos los casos y que no existía Consejo Superior alguno. De esto están en claro todos los Comandos de Exilados y ellos se han encargado de difundirlo entre los demás exilados. De modo que no creo que haya ya dudas al respecto. Sobre la campaña difamatoria sólo comprueba fehacientemente la derrota de "los derrotistas" y de una manera determinante demuestra que han dejado de existir. El recurso de llamarnos "comunistas" no es nuevo, como no es nuevo tampoco el mote de "fascistas". Ahora está de moda el comunismo, como antes estaba de moda el fascismo: es todo. Por otra parte yo ya he aprendido a no tener miedo ni a lo uno ni a lo otro. Usted no debe llevarle el apunte a nada de eso porque se lo dirán muchas veces aún.

Magnífica su carta al Dr. Leloir por la claridad de los conceptos peronistas que no se pueden expresar si no se los siente. Todos los "acuerdistas", "derrotistas", "pacificadores", etc. son como la "bosta de paloma" que no tienen ni bueno ni mal olor y, consecuentemente, sus actitudes son siempre términos medios e inconclusos esperando que alguien los saque del pantano y los conduzca donde ellos debían ¡ir por sus propios medios, si fueran capaces de tomar una decisión y tener una conducta, a favor o en contra, aunque fuera "tirando la monedita", si es que sus convicciones no le dictan algo más racional y justo. Lo del "trotkismo" es una treta destinada a no hacernos quedar bien con el comunismo que, como habrá visto por la libertad de los presos de la última redada y la devolución de los locales comunistas, ordenadas por la dictadura, tienen mucha más influencia en las esferas oficiales de cuanto nosotros mismos imaginamos. De manera que debe despreciar todo esto que no lo creen ni los mismos tontos que lo prefieren.

Sobre la situación argentina tanto en lo político, como en lo económico y social, estamos en claro y completamente de acuerdo con lo que usted me expresa. Muchas gracias por los interesantes datos que me hace llegar y por la promesa de seguir remitiéndomelos.

Sobre la actuación política de los presuntos candidatos: a la Presidencia, Frondizi y al golpe de estado, Bengoa, estoy completamente de acuerdo con usted. Creo que Bengoa no sólo no dará el golpe ya, sino que si lo da, le irá mal, a pesar de que pueda tener algún apoyo en el Ejército, desde que ese apoyo es siempre pasivo. Todos pueda ser que se dediquen a no hacer pero dudo que nadie se dedique a hacer algo. Cuando esto se produce frente a la Marina que "puede hacer" la cosa no es muy clara como para largarse y, Bengoa no se largará nunca si no está seguro y no tiene a alguien que haga las cosas por él. Lo conozco, como si lo hubiera parido.

En cuanto a Frondizi, es sin duda el más vivo, porque trata de ganar por sí y cosecha lo que no ha sembrado, mediante la oposición de la dictadura. Sin embargo, nuestro mayor triunfo ha sido, sin duda, el hecho de que deba hablar "en peronista" para que lo escuchen. Este hecho está demostrando que si bien trabaja para él debe pagar una "servidumbre" a los "propietarios de la marca". Aceptando esto podemos decir que Frondizi trabaja para nosotros hasta cuando no quiere hacerlo. Es indudable que él podrá tener sus designios pero, no hay que olvidar, que nosotros tenemos los nuestros. Si él gana algo nosotros también ganamos. Todo dependerá de quienes estarán firmes con él y quienes estarán firmes con nosotros. ¿Cómo será la cosa, cuando nosotros podamos decir todo lo que podemos decir? Y, ¿Cómo será la cosa, cuando nosotros digamos al electorado argentino lo que debe hacer? Con todo, debemos reconocer que es el más peligroso de todos. Creo que debemos trabajar intensamente para no dejar nada librado a las circunstancias que, aunque nos son propicias en mi sentir, lo serán más ayudadas por nuestra actividad y preocupación dinámica.

Los peronistas sin Perón que, como dice usted, practican la defraudación como sistema, no son peligrosos a poco que nosotros los descubramos, como pasa siempre con los defraudadores. Los partidos que apoyan al Desgobierno, como ocurre siempre con esta clase de alimañas, productos de desperdicios y recortes de los demás partidos y de algunos independientes interesados, no representan, en mi sentir, sino un producto putativo que no debemos tener en cuenta sino cuando llegue la hora de colgar.

Aramburu, con esa genialidad que le caracteriza, se ha arriesgado al llamado a Constituyentes, porque está presionado por las fuerzas conservadoras que lo manejan y han manejado, algunas veces visible y otras invisiblemente. Sin embargo, ante la actitud de las tuerzas, su único apoyo efectivo, le ha resultado peor el remedio que la enfermedad. No es que yo crea nada sobre la influencia de las fuerzas, que bien sé que es lo menos fuerte que existe, sino por lo que ello significa en el orden de la quilombificación general que cunde por todas partes. Yo pienso como usted que es necesario decretar la abstención y el voto en blanco y no cerrarse de ninguna manera, es imposible que se computaran los votos en blanco sin que eso trascendiera y trajera un gran lío. Estoy de acuerdo con la resolución que propone y ya hemos adelantado algo en la "Declaración del Movimiento Peronista" que podrá leer allí. Dentro de poco mandaremos la orden. En ella aclararemos lo de la abstención y el voto en blanco.

Sobre lo de los Comandos de Exiliados, completamente de acuerdo y, como antes le dije, puede usted hacerme el favor de arreglar lo de Chile, veremos luego cómo intentar lo mismo con los demás.

Los asuntos de militares, como siempre he sostenido no representan sino un sector del Pueblo y los que deseen actuar en tales condiciones son los que nos convienen a nosotros porque es precisamente de esa colaboración de donde han de salir verdaderas soluciones para el país. Desechado el golpismo, no queda, por otra parte que esa actitud para nuestros amigos que aún se encuentran decididos a luchar con nosotros, por nuestros ideales comunes. Por eso debemos mantener con ellos una actitud cordial y amistosa, sin herirlos en su espíritu de cuerpo, tan arraigado en ellos, pero persuadiéndoles en que deben estar en las tareas de conjunto, como todos los demás. Ellos pueden trabajar sobre los _ militares pero no deben olvidar que son peronistas.

Con el Coronel de quien me habla debe tener mucho cuidado porque ha sido sindicado como confidente del S.I.E. Lo mejor es darle el olivo cuanto antes.

Me interesa que cuanto antes vengan para acá usted y las personas que usted, con tanto acierto, indica como convenientes. Saludos a todos los muchachos. Hace poco recibí carta de su padre que me dice que viajará a Chile. Ha estado medio mal del hígado. Debe cuidarse.

Un gran abrazo.

Juan Perón

 


miércoles, 1 de febrero de 2023

Juan Domingo Perón escribía esta carta hace 66 años.

 




Carta al compañero G.2. 1 de febrero de 1957 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


1 de febrero de 1957


Al compañero G.2.


Santiago


Mi querido amigo:


Contesto su amable carta del 16 de enero pasado, escrita a su regreso de Montevideo y le agradezco sus interesantes observaciones. Hace rato que me he dado cuenta y conozco el estado de ánimo y de situación de los diversos peronistas que actúan en todas partes, porque la mayor parte de ellos me han escrito, si bien a mí suelen decirme las cosas de otra manera que a los demás.


Todo ese panorama obedece a que hay dos clases de peronistas entre los dirigentes: unos que luchan por lo que siempre lucharon: sus intereses y otros que están dispuestos a luchar por el pueblo. Es natural que la conducta de unos y de otros sea distinta. Los que luchan por sus intereses personales están dispuestos a todo con tal de que ellos puedan salvar sus cosas, los que luchan por el pueblo sólo se sentirán contentos cuando el pueblo argentino haya reconquistado lo que la canalla dictatorial le ha quitado. Por eso unos son transigentes y otros intransigentes.


Yo he estado en el terreno de una intransigencia total con la canalla dictatorial porque considero que ninguna transacción puede ser beneficiosa para el pueblo argentino. Mi fuerza estriba precisamente en que yo no quiero nada para mí y nada puedo ya ambicionar. Si se tratara de resolver mi problema personal todo sería irme a vivir tranquilo a una de las innumerables partes que mis amigos me han ofrecido pero, yo creo que todavía soy necesario al pueblo, especialmente para protegerlo contra los que quieren hacer a sus costillas su agosto político o personal. Yo no tengo nada que esperar en el orden personal como no sea ingratitudes y penas, a la par que sacrificios y luchas, pero creo que el pueblo bien vale cualquier sacrificio. Les he dado una doctrina y una mística, como asimismo sus objetivos y una inmensa obra para el pueblo, bien podría ahora tomarme el descanso indispensable pero, quién puede pensar en descansar cuando hay que luchar por el pueblo escarnecido, tiranizado y explotado.


En lo de peronismo sin Perón yo estoy de acuerdo también, siempre que aparezca otro a quien el pueblo le crea y él merezca que yo lo apoye ante el pueblo mismo, pero todavía no veo a ninguno que reúna esas condiciones. Hay un Movimiento Peronista que sólo obedece a Perón, ¿cómo podríamos sacar a Perón antes que aparezca el que ha de hacerse cargo de ese Movimiento y de su destino, con responsabilidad y capacidad necesarias? Ese es el problema. Yo no tengo intereses, ni deseos pero tengo responsabilidades y deberes, por eso debo enfrentar por lo menos por un tiempo aún, todo este asunto de conducir el Movimiento en los difíciles momentos en que se encuentra, no porque yo tenga interés ni necesidad de hacerlo sino porque el pueblo tiene la necesidad de que lo haga, por lo menos hasta que aparezca otro que pueda hacerlo igual o mejor que yo.


Usted ve que los que ahora están trabajando en el neoperonismo son unos simuladores y unos picaros, porque saben tan bien como yo que no podrán ellos hacer nada, pero se tiran el lance de aparecer como influyentes a fin de luego entrar en transacciones con la canalla dictatorial en busca de ventajas personales, sin importárseles un rábano que para ello deban sacrificar los objetivos, los derechos y las conquistas del pueblo, alcanzadas a través de medio siglo de luchas y dolores.


Esa es toda nuestra posición y el porqué la masa está con nosotros y también el porqué la masa los repudiará a su hora en forma absoluta, pero hay que seguir las instrucciones al pie de la letra porque allí está el germen de nuestro triunfo y de nuestra victoria final. Saludos a los compañeros. Hay que seguir adelante con ATLAS y luchar porque allí y en todas partes las organizaciones obreras nos apoyen y apoyen a los trabajadores argentinos en este momento de su lucha decisiva que ha de ser también parte de la lucha que los trabajadores de toda América Latina libran por su destino y su felicidad.


Un gran abrazo.


Firmado: Pecinco.


Se cumplen 206 años de la Batalla de La Herradura.

  Ante el fracaso de la expedición de 1818, llevada a cabo por el Juan Ramón Balcarce contra el caudillo santafecino Estanislao López (foto)...